El mismo amor, la misma lluvia

- Dirección: Juan José Campanella

- Guión: Juan José Campanella, Fernando Castets

- Reparto: Ricardo Darín, Soledad Villamil, Eduardo Blanco,
   Ulises Dumont, Alicia Zanca, Mariana Richaudeau,
   Graciela Tenenbaum, Alfonso de Grazia, Alejandro Buzzoni

- Duración:
- País: Argentina
- Año: 1999

- Te gustará si lo hizo... El secreto de sus ojos (2009)


- Valoración: 

En el convulso contexto de los años 80 en Argentina, Jorge (Ricardo Darín) es un escritor con aspiraciones que, sin embargo, vive de los cuentos románticos que coloca en una revista de actualidad. A la salida de la representación amateur de una de sus obras, conoce a Laura (Soledad Villamil) y enseguida queda prendido de ella. Jorge esperará durante meses a que Laura se decida a dejar de esperar a su actual novio, que está en Montevideo y del que hace tiempo que no tiene noticias. Finalmente, ambos comenzarán una relación sentimental en la que Laura pretenderá ayudar a Jorge para que se convierta en un escritor de mayor relevancia. Él, muy celoso de sus cosas, verá como sus ilusiones primerizas con Laura se rompen y cómo la relación se deteriora hasta que llega la infidelidad por su parte y todo acaba. 

Los designios de ambos seguirán tocándose como tangentes durante más de 10 años. Campanella se vale de la pareja con la que, una década después, nos enamoraría en El secreto de sus ojos. Por supuesto, también está aquí Eduardo Blanco, el alter ego sempiterno de Darín, en un papel tan destacable y lúcido como habitual. A pesar de que El mismo amor, la misma lluvia cuente con un planteamineto muy similar, está a años luz de la calidad cinematográfica y de la sentimentalidad y profundidad de El secreto de sus ojos.

No es una mala película, es más, resulta bonita, agradable de ver, con dosis de ironía y humor que funcionan y con una representación de la introspección humana y de los rodeos que puede dar el amor a lo largo de una vida, escondiéndose y apareciendo a su antojo, como marcado por un extraño y arbitrario destino que juega al despiste. Sin embargo, Campanella no consigue una cinta tan redonda aquí como en El secreto de sus ojos. Uno espera durante todo el film un clímax mayor, un estallido. Su interesante propuesta se queda, en ocasiones, en tenue y excesivamente inconexa.

                                         

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