- Dirección: Stuart Rosenberg
- Guión: Donn Pearce y Frank R. Pearson (basado en la novela
homónima de Donn Pearce)
- Reparto: Paul Newman, George Kennedy, Dennis Hopper,
Morgan Woodward, Luke Askew, Harry Dean Stanton,
Clifton James, Strother Martin, Lou Antonio, J. D. Cannon,
Wayne Rogers, Robert Drivas, Jo Van Fleet, Robert Donner,
Ralph Waite, Anthony Zerbe, Marc Cavell, Joy Harmon
- Duración: 123min
- País: Estados Unidos
- Año: 1967
- Premios destacados:
· 1 Oscar: actor secundario (G. Kennedy), más 3 nominaciones:
actor principal (Paul Newman), guión adaptado y BSO
- Te gustará si lo hizo... Cadena perpetua (1994)
- Valoración:
Luke (Paul Newman) es un joven inadaptado y rebelde, antiguo soldado, que en una noche de borrachera destroza los parquímetros de una calle y es condenado por ello a dos años de prisión. Una vez en el centro penitenciario, Luke, que en breve se granjeará el respeto de los presos, especialmente el de Dragline (George Kennedy), el jefe de los presidiarios allí dentro; no está dispuesto a dejar someter su indomable espíritu por nada del mundo y pronto se dará cuenta de la necesidad de escapar de ese lugar atroz en el que diariamente los reclusos han de realizar trabajos forzosos
durísimos bajo un sol infernal y lidiar con el estricto reglamento,
con los golpes de los guardias y con los castigos en el
angosto calabozo cada vez que una norma se incumple. Su férreo cáracter y su forma de actuar le acarrearán la especial fijación y mano dura por parte de los guardianes, con el apoyo de un alcaide (Strother Martin) que esconde frívolamente sus duros métodos bajo una capa de despreciable paternalismo.
La película gira en torno a los ojos azules más famosos de Hollywood, con el permiso de Frank Sinatra, que no son otros que los de Paul Newman y por esta razón, no encontramos una mayor presencia, a excepción de la buena actuación de George Kennedy, de los muchos secundarios con los que cuenta, incluido un Dennis Hopper absolutamente irrelevante y desapercibido. Todo se mueve, como decimos, en torno a Paul Newman y a su figura, tremenda por otro lado, pero que no fluye aquí con absoluta naturalidad ni está especialmente sublime, aunque esto sea contrarrestado exitosamente con la huracanada personalidad de su personaje. La leyenda del indomable posee una simbología muy interesante (un buen ejemplo es el de las gafas de sol del jefe Godfrey (Morgan Woodward), tremenda metáfora del poder abusivo), lástima que este recurso tan genial no se haga presente en más ocasiones. Cuenta, asimismo, con un puñado de escenas memorables, grabadas en la retina del cine (como la de la apuesta de los 50 huevos), y con unas localizaciones de rodaje exteriores magníficas que se transforman en planos realmente hermosos y que encierran una enorme fuerza poética y visual. Todo ello fantásticamente aderezado por una banda sonora country, a ritmo de banjo, que encandila y que acompaña a la trama en todo momento.
Con un doblaje lastimoso que supone un gran hándicap para la película,
La leyenda del indomable deja leer entre líneas su cariz
antiautoritario y su denuncia contra el abuso de poder y la violencia
en las cárceles, una lectura que se hace patente de manera demasiado tenue, con
intención sí, pero con ejecución y presencia palpable más bien escasas y echa en falta un mayor enfásis de libertad y un poso íntimo y reflexivo más intenso. Elementos que están presentes pero que siempre han de deducirse, extraerse y que deberían ser más plausibles, más hondos, más palpables y más encauzados a la búsqueda de una mayor empatía que lograse, por ejemplo, que el espectador sintiese como propios los golpes y represalias que Luke recibe en carne propia.
Pese a una primera mitad de la cinta carente de profundidad narrativa y con partes de metraje demasiado superfluas, La leyenda del indomable no deja de ser un oda a un espíritu libre e incorregible, una película también sobre la amistad, pero sobre todo un ejercicio clásico que encumbra la obstinación y el arrojo de un rebelde sin causa, de un espíritu imposible de encerrar, libre e insumiso. Un drama carcelario con todos los elementos tradicionales presentes, una cinta que dignifica un género, estructurada por un guión sencillo, sin grandes sobresaltos, pero siempre infalible. Un género que, casi treinta años después, vivirá su clímax más contemporáneo con Cadena Perpetua (1994), con la que ésta guarda ciertas similitudes. A pesar de su menor nivel, La leyenda del indomable marca una línea clara a seguir en una temática harto recurrente en el cine. Stuart Rosenberg, un semidesconocido que había dado el salto al cine desde la televisión, consiguió llevar a escena una película que aún perdura en la memoria de mucha gente y que es, sin duda, uno de los clásicos imprescindibles e indiscutibles del género.
Pese a una primera mitad de la cinta carente de profundidad narrativa y con partes de metraje demasiado superfluas, La leyenda del indomable no deja de ser un oda a un espíritu libre e incorregible, una película también sobre la amistad, pero sobre todo un ejercicio clásico que encumbra la obstinación y el arrojo de un rebelde sin causa, de un espíritu imposible de encerrar, libre e insumiso. Un drama carcelario con todos los elementos tradicionales presentes, una cinta que dignifica un género, estructurada por un guión sencillo, sin grandes sobresaltos, pero siempre infalible. Un género que, casi treinta años después, vivirá su clímax más contemporáneo con Cadena Perpetua (1994), con la que ésta guarda ciertas similitudes. A pesar de su menor nivel, La leyenda del indomable marca una línea clara a seguir en una temática harto recurrente en el cine. Stuart Rosenberg, un semidesconocido que había dado el salto al cine desde la televisión, consiguió llevar a escena una película que aún perdura en la memoria de mucha gente y que es, sin duda, uno de los clásicos imprescindibles e indiscutibles del género.
Tráiler (en inglés)
Coincido plenamente con está crítica: es un clásico, pero un clásico sobrevalorado. Me quedo con la música y la fotografía. Un saludo.
ResponderEliminarMuy de acuerdo. Un drama carcelario pionero, clásico pero nada convincente si nos atenemos a su conjunto y/o lo comparamos con otras grandes obras del género. ¡Un saludo Juan!
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